domingo, 26 de diciembre de 2010

EL SUEÑO DEL CELTA Y EL PARAÍSO DEL DIABLO

Por Róger Rumrrill:


Estaba esa mañana de abril en el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), en Iquitos, coordinando una reunión entre Jorge L. Chediek, representante residente de las Naciones Unidas en el Perú (ahora está en Brasil) y los investigadores del IIAP cuando recibí una llamada de Lima.
-El Dr. Mario Vargas Llosa quiere hablar urgente contigo-, me dijo mi esposa con un tono de apremio.
Casi automáticamente le contesté:
-Debe ser un error o alguien se está haciendo pasar por Mario Vargas Llosa. Hace cuarenta años que no cruzamos palabra con él-, le respondí incrédulo y de zopetón llegó a mi memoria esa llamada telefónica en la que me expresaba su felicitación, generosa y gentil, por unos poemas publicados en el suplemento dominical de “El Comercio” de un libro aún inédito y titulado El retorno de Axpikondiá sobre un mito fundacional de los indígena Tukano del Vaupés colombiano.
-No es un error. Me han dejado dos teléfonos y esperan tu llamada-, sonó casi imperativa la voz al otro lado de la línea.
Escuché que la secretaria que me contestó la llamada le decía: “Dr., tengo al teléfono al señor Róger Rumrrill”.
Su voz inconfundible exclamó al otro extremo de la línea:
-Róger, que alegría volver a escucharte después de tantos años. Siempre he estado leyendo cosas tuyas sobre la Amazonía y ahora tengo un gran interés en conversar contigo porque, como sabes, estoy escribiendo una novela sobre Roger Casement…-.
Tres días después retorné a Lima y fui, tal como habíamos acordado, a buscarle en su casa de Barranco.
-¿Has llegado fácil a la casa?-, me preguntó dándome un abrazo cálido al tiempo que llamaba a su esposa, Patricia Llosa, avisándole que yo acababa de llegar.
-Mario, llegar a tu casa es muy fácil. Porque hasta la calle se llama Mario Vargas Llosa-le respondí y el ahora Premio Nobel de Literatura del 2010 rió de buena gana, al tiempo que me invitaba a conversar en la terraza de su casa barranquina.
Lo tenía frente a mí y dos ideas me asaltaron. La primera fue recordar la descripción que el notable crítico literario peruano, Ricardo González Vigil, me hacía de la concentración que pone Mario Vargas Llosa en los ojos, en la mirada, cuando habla de literatura. “Se interesa tanto por el tema, que da la impresión que se va a tragar a su interlocutor con la mirada. Atrapa y devora todo. No se le escapa nada, ni el menor detalle”, me decía González Vigil.
La segunda idea fue aprovechar la ocasión para expresarle mi desacuerdo con su posición sobre los trágicos sucesos de Bagua de abril, mayo y junio del 2009 y la resistencia indígena frente a la política del perro del hortelano del presidente Alan García Pérez y su tesis de la utopía arcaica sobre la cosmovisión andino-amazónica formulada en su ensayo sobre José María Arguedas. Pero rápidamente pensé: “Este no es el momento y nos pasaríamos todo el tiempo discutiendo esos temas. Mejor hablamos sobre lo que a él le interesa”, me dije.
En efecto, lo que al autor de El sueño del celta le interesaba más que ninguno otro tema era hablar de Bejamín Saldaña Roca, el periodista que tuvo las agallas, el coraje y el atrevimiento de denunciar las tropelías de Julio C. Arana en el Putumayo en sus periódicos La Sanción y La Felpa en Iquitos de la primera década del siglo XX, de Roger Casement, el héroe irlandés de su novela y de tantos otros personajes y de la compleja, desmesurada y trágica realidad amazónica del ciclo del caucho. Sólo a los pocos segundos de haber iniciado nuestro diálogo me percaté que Mario Vargas Llosa había leído todo o casi todo sobre los sucesos del Putumayo y sus protagonistas. Con ese obsesivo rigor que le caracteriza para acopiar y acumular ingentes cantidades de información de toda naturaleza para la construcción de su universo narrativo, conocía los mínimos detalles de la historia del caucho y sus protagonistas.
Entonces, se me ocurrió darle algunas sorpresas. Porque, pensé, al mejor cazador se le va la paloma. “Y a este gran cazador literario creo que se le han ido algunas palomas amazónicas”, me dije asimismo.

Las presas que el cazador no había todavía cazado

-Entrevisté en los años sesentas del siglo XX en Iquitos a Miguel Loayza, hombre de confianza de Julio C. Arana y, como tal, confidente y cómplice de la violencia contra los indígenas de la familia etnolingüística Witoto, es decir los Andoque, Witoto, Ocaina y otros-, le dije.
-¿Has conocido y entrevistado a Miguel Loayza?-me interrogó asombrado.
Entonces le narré con lujo de detalles que en los sesentas del siglo XX, cuando acababa de cumplir 22 años, decidí entrevistar a todos los sobrevivientes del ciclo del caucho que vivían en Iquitos, pero también a los últimos testigos de la revolución del capitán Guillermo Cervantes Vásquez de 1921 y a los actores de otros ciclos económicos de la Amazonía. En una de mis pesquisas y exploraciones llegué al asilo de ancianos Chanteclair, que estaba ubicada en la circular, como se denominaba y aún se denomina a la carretera al lago Moronacocha. Revisando la lista de hospedados en el asilo, descubrí nada menos ni nada más que a Zacarías Valdez Lozano, el lugarteniente de otro de los barones del caucho, Carlos Fermín Fitzcarrald.
Miguel Loayza vivía en el distrito de Punchana, en una casa de dos pisos que casi era una copia de esas casas donde funcionaba la administración en los campamentos caucheros en La Chorrera en el río Igara Paraná y El Encanto, en la confluencia del Caraparaná con el río Izá, el nombre indígena del río Putumayo. Tenía 90 años de edad y estaba fuerte como un shihuahuaco. Era más alto que bajo y su apariencia, para la edad que tenía y para la vida que había llevado, denotaba buena salud que se traslucía en su piel blanca y rosada. “Parece un puca bufeo”, pensé apenas empezamos a conversar.
Dubitativo y receloso al principio (me preguntó a quemarropa quién era, a qué me dedicada y por qué le visitaba), luego entró en confianza y me contó el sistema de trabajo en las caucherías, las pugnas con los colombianos a quiénes Julio C. Arana había comprado sus posesiones o los había desalojado a la fuerza y sobre la violencia contra los indígenas. Cuando terminó la entrevista y me despedí, una idea preocupante revoloteaba en mi cabeza. ¿Por qué para Miguel Loayza y seguramente para Arana y sus carniceros, entre ellos Víctor Macedo, Miguel Flores, Armando Normand, Abelardo Agüero y Augusto Jiménez, todos ellos denunciados por el periodista Benjamín Saldaña Roca, la inhumana crueldad contra los indígenas era algo natural?.
Tan natural que en los años setentas del siglo XX todavía se vendían esclavos indios en la plaza de armas de Atalaya, en el río Tambo. Tan natural que aún ahora, en el año 2010, lo he visto con mis propios ojos, persiste el semiesclavismo en el Yurúa, en el Purús, en el Putumayo, en Madre de Dios.
Si antes la causa de este oprobio contra los indígenas fue el caucho, el oro blanco, ahora es la caoba, el oro rojo de la Amazonía, las pepitas de oro de los ríos Huaypetue, Colorado e Inambari. Y en el presente y en el futuro la causa será el agua, la energía, la biodiversidad y las tierras amazónicas en el nuevo ciclo de las materias primas cuando la Amazonía vuelve a tener, en el siglo XXI, la misma importancia estratégica o más que tuvo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX para la economía mundial.
El egoísmo, la sed insaciable de riquezas, la acumulación sin límites de bienes materiales encallece la conciencia y la moral de los seres humanos en todas las épocas y sociedades.

El tesoro de Bodley

-Hay muy pocos datos sobre Benjamín Saldaña Roca. Sé que era de origen judío. Pero se sabe muy poco o nada sobre su vida después de las denuncias contra la Casa Arana y sus crímenes-, reflexionó el escritor.
-Es cierto, en los años sesentas del siglo XX había muy pocas personas que lo habían conocido. Uno de ellos fue don Alfonso Navarro Cáuper, que fue una especie de secretario del Dr. Jenaro Ernesto Herrera, miembro de la magistratura loretana, director del semanario Loreto Comercial, escritor y erudito y sin duda el más prominente intelectual amazónico de las primeras décadas del siglo XX. Pero quizás la mejor forma de conocer a Benjamín Saldaña Roca es leyendo La Sanción y La Felpa-, le dije.
-He leído las únicas ediciones que he encontrado en los archivos-, dijo con cierto tono de desencanto.
-Yo he leído casi todas las ediciones-, le dije provocadoramente y como quién no le da importancia al asunto.
Mario Vargas Llosa se sobresaltó en su asiento y mirándome con una fijeza abrumadora, me preguntó:
-¡Dónde!-
-En el archivo Bodley, en la Universidad de Oxford, en Inglaterra-, le contesté.
Mario Vargas Llosa estaba hecho un mar de curiosidad. Su mirada denotaba que sólo esperaba la historia del tesoro Bodley.
Esta historia empieza en los ochentas. En esa década fui invitado a Europa y parte del periplo incluía Londres y Oxford. Teniendo como guías al periodista peruano Javier Farje, que en ese tiempo trabajaba en la BBC y a Andrew Gray, un joven inglés que dedicó su vida al estudio y defensa de los pueblos indígenas en especial de Madre de Dios y que murió trágicamente ahogado en el Atlántico, llegué a Oxford. Allí fue donde Gray me habló por primera vez del famoso archivo Bodley, guardado bajo siete llaves en el sótano de la biblioteca de la Universidad.
Gray estaba escribiendo en esos días el ensayo titulado The Putumayo Atrocities Re-examined y había leído y revisado posiblemente las miles de páginas guardadas en 13 cajas. El archivo Bodley atesora con seguridad la mayor cantidad de originales de documentos confidenciales acopiados por diversas fuentes y entregados a la Sociedad Antiesclavista de Londres y cuya difusión, por razones humanitarias y también comerciales y geopolíticas, provocó sin duda el primer escándalo mundial de los tiempos modernos y con ello el derrumbe del imperio Arana en la Amazonía Peruana.
Porque no hay que olvidar, para entender a cabalidad el Informe Casement, el por qué de la vasta repercusión que tuvo en el contexto político, económico y geopolítico de Europa, Estados Unidos y América Latina y del resto del mundo. Las denuncias de las atrocidades cometidas en los campamentos caucheros de Arana en el Putumayo ayudaron de modo decisivo y eficaz a los intereses colombianos en la región. Veamos. El 6 de junio de 1906 el Perú y Colombia suscribieron un acuerdo de modus vivendi en la zona de conflicto del Caquetá y del Putumayo. Pero menos de un año después, en octubre de 1907, Bogotá comunicó a Lima el cese unilateral del acuerdo. El gobierno de Lima pidió a Julio C. Arana que ayudara con su gente a repeler una posible invasión colombiana. Hubo enfrentamientos en las localidades de La Unión y La Reserva.
Todo este diferendo fronterizo culminó con el Tratado Salomón-Lozano, negociado y firmado secretamente por Leguía en el año 1920 y ratificado por el Congreso peruano el 20 de diciembre de 1927 y rechazado por todo el país y en particular por la población amazónica peruana. El entreguismo del dictador del oncenio le costó al Perú la pérdida de 128 mil kilómetros cuadrados del Trapecio Amazónico. Estados Unidos jugó un rol fundamental en la formulación y ratificación del Tratado Salomón-Lozano.
Con este acuerdo zanjaba su deuda con Colombia por el territorio panameño. En octubre de 1903 el presidente estadounidense Theodore Roosevelt traza su estrategia. Establece dos medios para vencer la resistencia colombiana. En primer término, una secesión: si los habitantes del Istmo tienen materialmente interés en establecer el canal en su territorio pueden, por tanto, proclamar su independencia y establecer un trato con Estados Unidos. En segundo término, en el caso de que la secesión no tuviese lugar, se produciría la invasión del Istmo. El 10 de octubre de 1903 Roosevelt escribe: “Estaría encantado de ver a Panamá convertirse en un estado independiente”.
La feroz campaña británica contra Arana, legítima en términos humanitarios, estuvo siempre cargada de cinismo y de intereses políticos y económicos. El gran historiador de la república, Jorge Basadre escribe a este respecto: “Las atrocidades en el Putumayo fueron bochornosas, pero no representaron, por lo demás, un hecho histórico aislado ni pueden ser imputadas al Perú como un baldón exclusivo o singular. Basta recordar lo ocurrido en Irlanda, África del Sur, Australia y Jamaica para mencionar unos cuantos casos en el imperio británico donde tanto abundaron las protestas en aquella oportunidad, así como el sojuzgamiento de los pieles rojas en Estados Unidos, el otro país donde halló estentóreos ecos el escándalo”.
La caída de Julio C. Arana y con él de todo el sistema cauchero de la cuenca amazónica tenía una innegable importancia económica. El imperio británico había establecido plantaciones del Hevea brasiliensis en sus colonias de Asia, en Indonesia, Java y Sumatra, con 70 mil semillas hurtadas por el mayor biopirata del siglo XIX, el agente inglés Henry Alexander Wickham en 1876 en el río Tapajós, en Brasil. Cuando se desata el escándalo del Putumayo y la Peruvian Amazon Rubber Company colapsa, ya los ingleses tenían lista una oferta de caucho producido en sus plantaciones asiáticas suficiente para cubrir la demanda mundial. Esta oferta cauchera terminó por arruinar toda la economía de la cuenca amazónica, derrumbando estrepitosamente el efímero esplendor de Iquitos, Manaus y de Belém do Pará. Esta última ciudad amazónica brasileña llegó a tener la mayor flota fluvial del mundo para transportar caucho.
Por esta y otras razones, resulta ingenuo pensar que las denuncias de Casement, que parecen calcadas a la que hizo sobre el Congo belga, hayan tenido sólo fines humanitarios. También por estas y otras razones, tanto Julio C. Arana como Roger Casement, cada uno desde sus propios intereses personales o nacionales, desde sus propias conductas o inconductas, fueron también piezas de un tablero de ajedrez donde se movían las estrategias económicas y geopolíticas de un imperio declinante y de otro emergente.
Andrew Gray me ayudó a tramitar el permiso especial de la Universidad de Oxford y una vez obtenido el documento me sumergí durante una semana en el escenario de pesadilla del Putumayo de la primera década del siglo XX, el teatro de horror que ha servido a Mario Vargas Llosa para escribir el capítulo amazónico de El sueño del celta.
Los archivos son 13 cajas de Pandora. Porque como en la versión del mito griego del poeta Hesíodo, los documentos revelan todos los males y desgracias de los seres humanos. En este caso de los indígenas Witoto. Por supuesto que una de las cajas contiene todo el dossier Casement. Luego están los testimonios y las evidencias bajo el título Evidence 1913. Minutes of Evidence taken before the Select Committee on Putumayo Atrocities, 1912.
Les atrocités du Putumayo. Les explications du Pérou por el juge Rómulo Paredes, es otro documento. Paredes, el juez que viajó en reemplazo del juez Carlos A. Valcárcel al Putumayo en marzo de 1911 se refiere a la British Peruvian Amazon Company y en su informe afirma que las mayores atrocidades son cometidas por los ingleses, es decir, los capataces barbadenses. También sostiene que el cónsul inglés en Iquitos desde 1903, David Cazes, sabía de los crímenes cometidos en los campamentos caucheros de Arana.
Un Index and Digest of Evidence to the Report and Special Report
aporta testimonios de torturas y crímenes y otro titulado Select Committee on Putmayo Atrocities, 1912 agrega más pruebas. El archivo Bodley también guarda el famoso texto del norteamericano Walt Ernest Hardenburg The devil’s paradise. A catalogue of Crime y está dedicado al periodista Benjamín Saldaña Roca y al Dr. Darío A.Urmeneta. Hardenburg fue denunciado por Arana y personalidades de la política peruana de ese tiempo de ser un agente pagado por la cancillería colombiana para desprestigiar a Arana acusándolo de genocida.
En una de las 13 cajas está la correspondencia de la Peruvian Amazon de 1912 y 1913. En otra encontramos todas las cartas dirigidas a Walter Legge Comité Office House of Commons S.W. Otra de las cajas es el depósito de las cartas, memos y los contratos de trabajo. Uno de esos contratos es el suscrito entre J.C. Arana y hermanos, la razón social de la también llamada Casa Arana y Preston Johnson, de Barbados. El contrato establece un salario mensual de 5 libras esterlinas, más casa y alimentación en La Chorrera, además de medicinas gratis y pasaje de ida y vuelta a Iquitos. La fecha es del 25 de abril de 1908 y firma el contrato por The Peruvian Amazon Rubber Co. Ltd. el gerente general, Pablo Zumaeta, cuñado de Julio C. Arana.
Una de las cajas contiene la edición del diario El Comercio de Lima del miércoles 11 de setiembre de 1912 con un artículo titulado Los crímenes en el Putumayo. El Oriente, el decano de la prensa iquiteña, también informa al respecto en su edición del viernes 2 de diciembre de 1910. Está archivada asimismo la edición del diario La Prensa de Lima del lunes 25 de noviembre de 1912 que publica los artículos El Porvenir del Oriente Peruano, La despoblación de Loreto y sus causas y Un régimen inicuo donde el autor de las crónicas, Manuel Rivera Iglesias, señala que con el régimen esclavista del ciclo cauchero la población del Putumayo ha descendido de 61,125 habitantes a 45,000 pobladores.
En otra de las cajas están precisamente las ediciones de La Felpa del 1 de noviembre de 1907 y La Sanción del jueves 24 de setiembre de 1907.
-Pasado mañana me voy a Inglaterra invitado para dictar una conferencia en Oxford. Lo primero que haré luego de mi conferencia será ver el archivo Bodley-, expresó francamente emocionado Mario Vargas Llosa luego de escuchar mi versión del archivo Bodley.

El Socio de Dios

Creo que fue a mediados del año 1986 que recibí una llamada del cineasta y escritor cusqueño Federico García Hurtado pidiéndome una historia amazónica para su próxima película. Estaba decidido a no perder la continuidad creativa luego de su largo metraje Túpac Amaru (1984).
El tema amazónico que me pedía Federico García estaba hace tiempo en mi cabeza: Julio C. Arana, el Rey del Caucho. Había estado pensando además que para una película o una novela el título sería El socio de Dios, un título prestado al empresario norteamericano Roy Le Tourneau que, en los años cincuentas del siglo XX, se había instalado en el Ucayali con el sueño de conquistar la Amazonía con maquinaria y construir un imperio, el mismo sueño del multimillonario Henry Ford y su Forlandia en Brasil. Le Tourneau, que se hacía llamar El socio de Dios porque entregaba el 10 por ciento de sus utilidades a su iglesia, sucumbió lo mismo que Ford y otros que creen, como Francis Bacon (1561-1626), el llamado padre de la ciencia moderna, que a la naturaleza hay que someterla y conquistarla. Pero todos mueren en este intento porque con la naturaleza amazónica hay que coexistir y convivir armoniosamente como piensan y sienten los indígenas amazónicos.
El tema amazónico y el personaje Julio C. Arana entusiasmaron a Federico García. Me pidió que escribiera la sinopsis y luego juntos acordamos elaborar el guión técnico. Decidí entonces cumplir un antiguo reto, un viejo proyecto que había nacido en las interminables tertulias con Fernando Barcia García, descendiente de una poderosa familia cauchera de principios del siglo XX, político y dueño de un enciclopédico conocimiento de la historia y la vida de la Amazonía. Partí pues a realizar ese sueño: recorrer el Putumayo y sus afluentes del Igara Paraná, el Caraparaná y algunos de los campamentos donde, según la conclusión del Informe Casement, en 12 años de operaciones se habían extraído 4 mil toneladas métricas de caucho, con una utilidad de 1 millón 500 mil libras esterlinas y a un costo de 30 mil muertos indígenas.
Las referencias a los ríos Putumayo, Igara Paraná, Caraparaná y Caquetá y de los campamentos La Chorrera, El Encanto, Matanzas, Abisinia, Último Retiro y otros detalles de esa y otras travesías que efectué por el paraíso del diablo, de acuerdo al título de la novela de Walt Ernest Handerburg, desataron una profunda emoción en Mario Vargas Llosa.
-¡Qué maravilla que hayas conocido esos territorios!-, exclamó.
-Si organizamos un viaje al Putumayo, ¿tú me podrías acompañar?-, me preguntó eufórico.
-Por supuesto, Mario, con mucho gusto. Sólo me avisas con tiempo la fecha de la partida-, le contesté.
Tuvimos tiempo aún de elegir el mejor mes para el viaje. “Junio o julio, en pleno verano amazónico, son los mejores meses para viajar por la Amazonía”, le dije. Pensé también, aunque me guardé el secreto, que durante ese viaje le haría conocer (si es que ya no lo conocía), le mostraría la solicitud que Julio C. Arana del Águila le entregó a Augusto B. Leguía, el 5 de enero de 1921, demandando el título de propiedad definitiva del lote Putumayo, con una extensión de 5 millones, 774 mil hectáreas, en posesión por compra y por ocupación por más de 20 años.
El documento es, sino el único, uno de los pocos alegatos personales que se conocen de Julio C. Arana dirigidos al gobierno peruano. A lo largo de sus 44 páginas no hay ningún propósito de mea culpa por los errores cometidos. Todo lo contrario, reclama para él el mérito de defensor de la patria para lo cual-dice-formó un ejército privado de centenares de licenciados que contuvo los aprestos invasores de las fuerzas del general Rafael Reyes, presidente de Colombia y antiguo extractor de cascarilla en el Alto Putumayo. Muestra las cifras que invirtió en la compra de propiedades colombianas por insinuación del presidente Pardo para contener la invasión del territorio peruano, 1 millón 710 soles.
Informa detalladamente sobre la construcción de 604 kilómetros de vías de herradura y de 175 kilómetros de caminos para viandantes para interconectar el Putumayo y sus afluentes, la dotación de sus vapores Liberal y Cosmopolita para la defensa nacional y sus aportes a las rentas fiscales por derechos de exportación desde agosto de 1901 al 30 de enero de 1920 por un monto de 103,960,000 libras peruanas, además del pago a la aduana de Iquitos de 200,000 libras peruanas por los derechos de importación de bienes para sus campamentos caucheros por 792,389.355 libras peruanas.
El título de propiedad definitiva del lote Putumayo de 5 millones, 774 kilómetros cuadrados fue expedido por Resolución Suprema No. 103 del 12 de agosto de 1921. El inmenso territorio cuyos límites eran por el norte el río Caquetá, por el sur los ríos Tamboryacu, Algodón y Yaguas y por el este el río Yuris o Pupuñas y el oeste “montaña baldía” pasó a Colombia con la firma del Tratado Salomón-Lozano. En el año 1939 el gobierno colombiano acordó compensar a la familia Arana con 200 mil dólares por el bien perdido. En ese año desembolsó 40,000 y el año 1964 pagó el resto.
El viaje no se pudo realizar porque Mario Vargas Llosa tenía múltiples e impostergables compromisos, entre ellos, concluir en la fecha prevista El sueño del celta. Pero ahora que viajará a Estocolmo en diciembre de este año para recibir el Premio Nobel de Literatura del año 2010, con seguridad estará pensando en el Putumayo, en el paraíso del diablo, convertido, gracias a su enorme talento, en gloria literaria.

Lake Elsinore, California, 24 de noviembre del 2010.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Ponyo on the cliff by the sea


Suceden muchas cosas en el mar, se encuentran muchas cosas en el mar o en la orilla del mar। Si uno mira con atención, la vida en pequeñito en la orilla del mar es verdaderamente fascinante। Pero… ¿que sucede cuando uno se encuentra una “pecesita” con rostro humano atrapado en un envase de vidrio? más aun, si al momento de encontrarlo tienes tan solo cinco años. Pues eso le sucede a Sosuke, que un día jugando en la orilla del mar, se encuentra un extraño pez con cara de niña y decide ayudarla, la pone en un balde con agua y no pasa mucho tiempo para encariñarse con ella y la nombra Ponyo.

Simple pero mágico inicio para contar una historia y que, durante todo el tiempo que dura la película no dejo de sorprenderme ni de emocionarme. He visto muchas películas infantiles pues tengo dos hijos, y esta, es una de las pocas películas que nos devuelve a ese mundo de fantasía que creamos alrededor nuestro cuando somos niños.

El maestro japonés Hayao Miyazaki no necesita presentación alguna, pues, suyas son otras sorprendentes películas como “La Princesa Mononoke”, “El Castillo Ambulante” o la muy conocida “El viaje de Chihiro” filmes cuya trama y propuesta estética eran mas bien surrealistas.








En esta ocasión el maestro Miyazaki nos propone un mundo lleno de inocencia y de la más infinita ternura। Para lograrlo, el maestro se da el trabajo de obviar el computador y recuperar el trabajo hecho a mano con unas acuarelas bellísimas (hay informaciones que dicen que son mas de 170.000 mil dibujos realizados) lo que otorga al resultado final de su obra, un alucinante brillo estético, en donde los paisajes, los fondos marinos y sus originales personajes adquieran una belleza y un sentido particular.
Sosuke no sabe que su nueva amiga es una princesa del mar, especie de sirenita que quiere explorar el nuevo mundo y que en ese afán de búsqueda, llega a caer atrapada, y es allí, donde Sosuke la encuentra। La simpatía de Ponyo lleva a Sosuke a encariñarse con ella y con el paso de las horas su amistad se ve mas fortalecido al tener que enfrentar diferentes situaciones, que llegan a su clímax cuando Ponyo decide ser humana. Es allí donde empiezan los problemas, pues, esto supone una ruptura dentro del orden natural de las cosas. A sabiendas de lo que esto significa, el padre de Ponyo decide intentar evitarlo pero no lo consigue. Ponyo escapa y con su huida, desencadena una serie de catástrofes naturales: la luna deja su orbita lo que causa tsunamis, lluvias tormentosas e inundaciones. Hasta que hace su aparición la Diosa del mar, madre de Ponyo, quien en su inmensa sabiduría sabe, que solo, si esa amistad es producto de un sentimiento poderoso como el amor, no hay de que preocuparse.

La película tiene momentos subliminales y una de ellas, es la aparición de la Diosa, otros momentos emotivos tienen que ver con la relación de amistad entre Sosuke y sus padres; de alguna manera, el Maestro Miyazaki nos recuerda que antes de padres fuimos hijos y que es importante que nuestros hijos se sientan amigos de sus padres.
Las películas de Hayao Miyazaki son verdaderas obras de arte y no tienen nada que ver con muchas de las mediocres adaptaciones y propuestas de hollywood.

Una película infantil que puede ser disfrutada por todos, un hermoso cuento que merece ser visto en familia. Una propuesta inteligente que reafirma mi creencia de que los niños siempre serán más inteligentes que sus padres.

martes, 19 de octubre de 2010

LA MUERTE DE LAS LENGUAS, LA AGONÍA DE LAS TRADICIONES

Según investigaciones publicadas, una lengua humana muere cada dos semanas con su último hablante. Los científicos estiman que hay unas 6.000 lenguas vivas en el mundo, de las que se cree que aproximadamente el 90% desaparecerá en los próximos dos o tres siglos. Solo en Norteamérica han desaparecido en las últimas décadas más de 50 lenguas nativas. En la amazonia peruana a principios de siglo XVIII existían alrededor de 150 lenguas, de las que actualmente sobrevive apenas una tercera parte.
Kuyayninchikuna manam imapasñachu.
Ñuqanchik, llapa allpa duminaqkuna
pachapa tawa kuchunkunata,
wañuq suyuymanta asllam kanchik.
Pachaqa tawa kuchuyuqmi aswan,
Pachaqa manañam tukunchu hatun yakukunapi.
Nada nuestros cariños.
Nosotros, dominadores de todas las tierras
de las cuatro esquinas del mundo,
valemos menos que un esclavo muerto.
Y el mundo tiene más de cuatro rincones,
el mundo no termina ya en las aguas grandes.
Hace un par de años, recibí un e-mail, en donde se me invitaba a participar de la “Tercera Edición del Atlas mundial de las lenguas en peligro de desaparecer” (Atlas of the World’s Languages in Danger). Un esfuerzo de la UNESCO sobre un tema muy importante. Evidentemente, agradecí la invitación, pero, aclare a los responsables que yo, era tan solo un artista inmiscuido en temas de tradición oral y que infelizmente, no era un investigador sobre el tema de las lenguas nativas, por lo que derive el contacto a las personas idóneas y que realmente conocen de esta problemática en su verdadera magnitud para el contexto amazónico - peruano. Aunque me sentí realmente contento de saber que se venía trabajando en una temática que por mucho tiempo creía relegada.
Uno de los problemas más serios que encontré en mis recorridos por la amazonia y del que tengo conocimiento también acontece en los andes, es sin lugar a dudas, la marginación y burla hacia quienes practican sus propias lenguas minoritarias, esta situación terminara por afectar parte del manantial de la oralidad tradicional del que muchos narradores orales bebemos. Una de las razones claramente identificadas por diversos investigadores, es la pobreza extrema de las comunidades que poseen su propio idioma. En la selva peruana, muchos padres, miembros de esas comunidades, no quieren que sus hijos hablen su lengua tradicional y algunos llegan incluso a sentir vergüenza de sus apellidos originarios. Ellos sienten que su idioma los identifica como pobres, por lo que buscan un modo de proteger a su familia del rechazo y evitar sentirse menospreciados. De allí, la falsa creencia de que olvidar su idioma y cambiarse el apellido les dará un mejor estatus, así como el respeto de la “sociedad”.
Cuando era adolescente, pude ser testigo en el colegio donde estudiaba, de la burla y el acoso hacia los chicos que tenían apellidos nativos tales como Mananita, Taricuarima, Chuquipiondo, Yuyarima, Yaicate, etc. Esta situación es también evidente en los institutos y universidades donde muchas veces la burla y persecución llega a ser incesante. Esta persecución, se hace mas evidente con aquellos recién llegados, quienes vienen del monte en familia, dejando sus caseríos o aldeas para intentar integrarse a la ciudad. Esto lleva a muchos de esos jóvenes, a tener una etapa de estudios llena de conflictos y cuestionamientos sobre su propio origen e identidad.
En un país como el Perú, donde el mestizaje alcanza casi a la totalidad de la población, resulta absurdo este tipo de manifestaciones segregacionistas.
Mana wañuq inkanchik,
Intipa churin,
Apu llapa apukunapa kasunan,
Saruyasqa chutarayan;
Qasqunpa waka willkan kusman,
mitupi qachachasqa;
Mana wañuq sunqun, pakisqa;
ñawinkuka mana pipa qaway atipanam,
kamisqakuna,
Hawa runakunapa kuchusqa.
Nuestro Inka inmortal,
hijo del Sol,
Dios que todos los dioses obedecen,
pisoteado yace;
La divina tela de su pecho,
arrastrada en el barro;
Su invulnerable corazón, desecho;
Sus ojos que nadie puede mirar,
insultados,
Tasajeados por los usurpadores.
En áfrica, la situación es bastante parecida. Producto de las colonizaciones, guerras y conflictos tribales, también se van perdiendo muchas lenguas originarias y van asumiendo como suyos idiomas europeos tales como ingles, francés, alemán, portugués e italiano; que son las lenguas colonizadoras más extendidas. Un claro ejemplo de la persecución a las lenguas tradicionales en Mozambique, me lo conto un amigo, quien en cierta ocasión, en que se encontraba comprando en una tienda, fue testigo de la actitud estúpidamente colonialista de una mujer extranjera, quien al escuchar a la vendedora de la tienda agradecer en su idioma local (que es el Changana) a un cliente, mostrándose tontamente indignada, se quejo de que dentro de la tienda se hablara un idioma que según ella, nadie entendía.
Debo hacer de conocimiento de los lectores, que probablemente en Mozambique, diferentes datos obtenidos por investigadores de diferentes centros de estudios lingüísticos en Maputo, muestran que el 90 % de la población no habla el portugués, sino, lenguas tradicionales como el Changana, Makua, Ronga, Tsonga, Shona, Chopi, Bitonga, etc. Por lo que resulta absurdo intentar imponer una lengua que es más bien utilizada por los locales como un modo de acceder a ciertos objetivos profesionales, ya que en un mundo globalizado, se les exige también hablar esas otras lenguas, pero, que en el ámbito familiar y comunitario, la mayoría se comunica en sus lenguas propias.
Otro comunicado de la Unesco, hacía referencia de que la mitad de las lenguas existentes en el mundo podría perderse dentro de ‘pocas generaciones’, debido a presiones culturales y económicas, así como al desarrollo de nuevas tecnologías que favorecen la homogeneización. El organismo difundió hace un tiempo atrás, un amplio estudio sobre las lenguas en la Amazonia, varias de ellas habladas por muy pocos individuos.
En Perú, hay como en Brasil, una gran diversidad de pueblos o segmentos de pueblos indígenas aislados (existen informaciones sobre alrededor de 20 grupos) y otros en contacto inicial, en general a lo largo de la frontera con Brasil, pero también en diversos otros puntos. Hoy la mayoría se encuentra en el seno de cinco Áreas Naturales Protegidas (ANP) o en cinco Reservas Territoriales que corresponden a sus áreas de desplazamiento y que fueron establecidas para ellos: ver mas en el siguiente link: Situación de los últimos pueblos indígenas aislados en América latina de Vincent Brackelaire.
El portal de la BBC publico hace un tiempo atrás, un comunicado de la ONU que dice lo siguiente: “La sabiduría tradicional de un pueblo, incluye secretos sobre cómo tratar el entorno y la tierra, que han pasado de boca a boca durante siglos y que respetan las características del medio ambiente en que se desarrollaron. Se trata de secretos de la naturaleza, contenidos a menudo en canciones populares, en cuentos y en artesanía de los pueblos indígenas que podrían perderse para siempre sepultados en el proceso de globalización actual".
Kay pacha mistikuna,
wak uywakunamanta
kimsa yawarkunata chaskirqaku,
kamachiqninkuna uchuku sunquyuq
chaskirqaku
hatu hatun allpakunata,
sawasqata chaskirqaku.
Wasinkunapas suwasqam,
sutinkunapas suwasqam,
sunqunpas,
ñawinkunapas,
llapa kayninkuna,
suwasqam, suwasqam, suwasqam.

Los mistis de este tiempo,
de aquellas bestias
recibieron tres sangres,
sus gobiernos de corazón vacio
recibieron,
haciendas recibieron.
Robado recibieron.
Sus casas también robadas,
sus nombres también robados,
su corazón,
sus ojos,
todo su ser,
robado, robado, robado.
Existen otras publicaciones variadas sobre este tema y acabo de leer los datos recogidos por el poeta Cesar Calvo en su libro “Edipo entre los Inkas” en el que llega a enumerar cerca de 696 nombres de naciones e idiomas amazónicos desaparecidos o exterminados. Calvo en su genialidad poética dice al iniciar este capítulo: “…En cada letra hay niños, hay ancianos, hay mujeres y varones reclamándonos, recordándonos que ellos fundaron la existencia del mundo en nuestra selva. Millones de inocentes victimados… “
“En cada uno de los 696 nombres de esta lejanía, de esta letanía que habita nuestro duelo desde antes de ser nacidos. Y que no tiene, todavía, fin…”
Aunque aparentemente no esta ligado al tema desarrollado, quería mencionar una preocupación personal, respecto al mal uso de las tecnologías en los caseríos y aldeas amazónicos. En mis recorridos por diversas comunidades de este inmenso territorio he podido ser testigo de la invasión e intromisión de la televisión, que ahora llega a todos lados. Viajando por los ríos Huallaga, Pisqui, Puinahua; he visto varias comunidades organizarse para ver la televisión por la tarde, realizan una rápida colecta de dinero para comprar la gasolina que necesita el generador eléctrico, luego, todos se plantan enfrente de la “caja boba”. Son las únicas dos horas al día que se organizan para tener electricidad. El problema obviamente no está en que se utilice esta tecnología, lo lamentable es que se encienda justo en las horas en que se solían juntar para conversar y contar sus anécdotas e historias, lo que los va distanciando cada vez más de sus tradiciones orales. De repente, sus mitos y leyendas se ven remplazados por patéticas telenovelas.
Aunque no todo es negativo, dentro de esta experiencia vivida en los ríos amazónicos he podido observar que felizmente, existen personas en las aldeas y en comunidades enteras que entienden el valor de sus tradiciones, asumiendo la necesidad de entrar en equilibrio con la modernidad, lo que hace necesario que los gobiernos de turno se comprometan a revisar los proyectos educativos nacionales en Perú, integrando los aspectos más importantes de las culturas amazónicas y andinas, así como también, la imperiosa necesidad de involucrar dentro de los programas educativos, el trabajo de los profesores bilingües que ayuden a preservar esas lenguas y tradiciones, ofreciéndoles herramientas y libros adecuados para esta labor.
Aswam allinmi
allqukunapa tuqaynin,
llamakunapa akan,
aswan allin
kichkakunapa chiqniynin.
Chayna kawsasqankuhina
mana kawsaspa,
mana musyaspa,
tukuchkankuñam.
Ismu sarakunahina,
chay hinachalla,
tukuchkankuñam,
Más justo es
la saliva de los perros,
el excremento de las llamas,
Más justo es
el odio de los espinos.
Y así como vivieron,
sin vivir,
sin darse cuenta,
ya se están acabando.
Como los maíces podridos,
igualito,
ya se están acabando…,
Extracto del Poema “Pakisqa Willakuy Chiqan Kawsay”. (La historia rota, la vida verdadera) del Poeta Quechua Isidro Kunturi.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL POETA ROCKER


La primera vez que vi a Rafo Ráez en un concierto fue en el centro de Lima, pero su música ya me gustaba desde mucho antes pues circulaban entre los amigos de mi ciudad, algunos cassettes de su primer disco “Suicida de 16”. Lo conocí finalmente en la discoteca Noa Noa de Iquitos, el había ido a dar un concierto y las circunstancias en la que nos hablamos esa noche no son muy dignas de contar, de todos modos, entre diablos azules y elefantes verdes nos caímos bien.

Si yo no me hubiera arrojado la tele y la prensa,
toda agolpada entorno del edificio me hubieran
hostilizado preguntándome una y otra vez,
una y otra vez, una y otra vez y otra sobre mi pena,
mi depresión me había llevado al borde y antes de arrojarme,
yo quería pensar yo quería pensar yo quería pensar...


Rafo es cantautor, guitarrista, performer y antropólogo, ha publicado numerosos discos, el primero de ellos “Suicida de 16” fue considerado el álbum más influyente del Perú en los años noventa, también ha compuesto música para series de televisión, filmes, obras de teatro (La versión musical de “Hedwing y la pulgada feroz” es tremenda). Sus sonidos están influenciados por el punk de los Sex pistols,la guitarra ayacuchana de García Zarate y Manuelcha Prado(“Campo minado de corazones” es una clara muestra de ello), así como tambien de la trova cubana.

Yo no me conozco cuando me acerco a ti,
todo en mi es gozo y entonces te acercas tu
y desde esos momentos en que no soy yo mismo sino algo de ti,
tú eres mi felicidad, caminando ahí.



Son varias las cosas que admiro de Rafo. Además de su música, admiro su capacidad creadora, su prosa delirante llena de sutilezas e ingenuidades, así como su capacidad de reinventarse constantemente. Una muestra clara de su febril imaginación para componer me lo dio cuando yo me acababa de instalar en Lima, el fue a visitarnos en la casa que alquilábamos con Mónica en la pera del amor, ese día llego sudoroso y entro como una tromba hasta la sala de la casa, reclamando un lapicero, menos mal que atine a darle uno porque con la adrenalina que traía podía yo terminar con el lapicero entre el cráneo si tardaba más tiempo.

Aunque ninguna chica linda te de bola
no te vuelvas violador,
Aunque ninguna chica fea te de bola, ay hombre,
no te vuelvas violador ,
aunque estés a oscuras y nadie te vea ,
aunque estés a solas demasiadas horas.
¿Te gustaría que te violaran, dime? ¡¡Nooooo!!

Luego de unos minutos de incertidumbre y sin nosotros saber que era lo que se había sentado a escribir, finalmente levanto la cabeza y dijo.

- Es que si no lo escribo ahora mismo se me va la idea...

Semanas después volvió con un cassette para escuchar la canción que había compuesto con los versos escritos aquella vez. Recuerdo que el nombre de la canción era “Oro azúcar”. No sé si finalmente logro incluirlo en alguna de sus producciones posteriores, pero, aquel día me demostró que su cabeza no descansaba como imagino le ocurre a muchos creadores de talento como él.

Yo no confío en mí, sólo confío en ti,
Yo no confío en nadie, ya no sueño así.
No me verás parir nada con libertad.
Soy una cárcel, preso de mi cruel verdad.


La prosa de Rafo Ráez puede pasar de la crítica social en canciones como Manifiesto, Viejos Verdes, Violador, los irritantes, los viejos de mierda, a la expresión sentimental mas desgarradora y a veces casi cursi en “Cuanto de mi es tan solo tu voz”, “Chica canela”, “piel de miel”, “Nada como una risa tuya” “Al amor se ha dicho” “Artificial de noche” y la hermosa canción que para mí es “Cantos de pisac”; también arranques de ira, delirio y paranoia en “Dios serpiente”, “La inocencia primaria del diablo” , “Mamíferos”, “Dos canciones por el precio de uno” y esa, su máxima expresión rockera que es “Dr. Merengue”.

Ellos tienen los mercados y los armamentos,
mienten que para todos son las reglas del juego।
Con la media verdad se acusan en competencia,
nunca debes olvidar que tú eres la presa।


Están incluidos dentro de la discográfia de Rafo Ráez poetas poderosos como Carlos Oquendo de Amat, César Vallejo, Luís Hernández y José Watanabe. Para mi gusto personal, los arreglos musicales incorporados a “Abel”, Cantos de pisac” y “Stabat Mater” de Hernández son expresiones del rock más brutalmente poético de Rafo.

Los experimentos musicales de Rafo llegan a la cima de su creatividad, al producir un disco con el tristemente desaparecido poeta José Watanabe. Las letras han sido cuidadosamente escritas, dando como resultado que cada canción sea en mi atrevida opinión, como una ráfaga de intenso y brillante dialogo entre poesía y rock and roll.

Cosa brava es el amor,
cosa brava y loca es.
Y el mundo ya no es lo que es.
Yo vi cuando el amor
Convirtio a un elefante en picaflor,
No habia hembras alrededor,
Solo habia manadas
de nubes blancas
como dulces elefantas…


Pero, si hay una colaboradora que prefiere pasar desapercibida en la música de Rafo Ráez, esa es su madre, doña Estela Luna, quien hizo la letra de ese himno a la libertad que es “Los regalos del viento”, se que ella y él han trabajado juntos en otros proyectos।





Risas de niños jugando, con el sol en la mañana,
me alcanzó por mi ventana el viento que viene y va;
olor a tierra mojada, que olor tan agradecido
hoy el viento me ha traído, el viento que viene y va.

Otro de los puntos claves en la música de Rafo Ráez es su voz, que puede pasar de tonalidades graves con impostaciones fuertes a agudos, falsetes y silbidos como exhalaciones de sentimiento.

Pero una cosa es Rafo Ráez como compositor y cantante, otra muy diferente es cuando se junta al espíritu sonoro del bajo de Eduardo Cisneros quien se integra perfectamente a los rítmico latidos de la batería de Raúl Loza, dando vida a uno de los mejores grupos de rock de nuestra capital “Rafo Ráez y Los Paranoias”.



Eduardo y Raúl se entienden a la perfección con Rafo, se enriquecen juntos, su labor creativa resalta mucho más adquiriendo destellos de genialidad. Pelicano, Unidad, el hombre que quería ser un árbol, El Caminerito, Me Suicide, 2.6 y La Reina pastrula; son la mejor muestra de lo que digo. Les menciono en aparte “El chullachaqui” que Rafo compuso luego de que oyera la historia de Roger Rumrrill y que tuve la oportunidad de compartir con su público durante uno de sus conciertos en la Noche de Barranco.





En lo personal Rafo Ráez es una persona sencilla, muy humilde, a veces hasta un poco tímido, nada que ver con el personaje gigante y seguro de si mismo que crea en sus presentaciones. Preocupado de muchas cosas, comprometido con la problemática social peruana, lo que expresa muchas veces en sus entrevistas, buen amigo y mejor socio creativo. Ese es Rafo Ráez, mi amigo, el poeta rocker.


martes, 21 de septiembre de 2010

REFLEXIONES DE DOS AÑOS DE TRABAJO EN MAPUTO

Llevo dos años viviendo en la ciudad de Maputo, capital de Mozambique। En este tiempo me he dado la tarea de abrirme un espacio dentro de la Narración Oral Escenica local, que cuando llegue no había dado muestras de vida. Conozco por referencia que existen algunas personas que narran historias de manera esporádica pero, reitero que al llegar, la actividad en esta área artística era mas bien nula. Mi aventura narrativa en esta ciudad empezó entonces por dar a conocer mi ejercicio de contador de historias y se me brindo la oportunidad de realizar una primera velada de narración en un local popular llamado “Rua de Arte”, un espacio alternativo que brindaba hasta entonces solo espectáculos de música y que me abría sus puertas para una primera conexión con el publico local.

La primera función resulto exitosa, con una gran participacion de publico y que luego fue creciendo; cerramos esa primera temporada con la realización del Primer Taller de Iniciación a la Narración Oral “La musicalidad de la palabras” dirigido a músicos y actores de teatro; durante la Primera Semana del Libro y con el patrocinio de la Embajada de España.
Luego, continuamos el proceso de formación con el mismo grupo hasta llegar a constituir la primera Asociación de Contadores de Historia “ASSOKA”, Asociación Karingana wa Karingana. Con la participación activa de todos los alumnos participantes del Taller. En la actualidad esta asociacion viene fortaleciendo su presencia en la ciudad y en su primer año, decidio celebrar este ultimo fin de semana pasado, con una primera gran actividad que ha tenido una interesante respuesta del publico. Motivo mas que suficiente para sentir que el trabajo realizado tiene sus resultados y que he podido colaborar humildemente en el renacimiento de la Narración Oral Escénica en la ciudad de Maputo.

A este proceso que puedo llamar exitoso, se suma la segunda experiencia de taller en las instalaciones de la Universidad Nacional Eduardo Moldlane; con estudiantes de la Facultad de Ciencias y letras, donde han llegado a tener formación en Narración Oral Escénica 25 alumnos; quienes al igual que los integrantes del primer taller, decidieron agruparse y desarrollar sus propuestas dentro del ámbito universitario, ellos han tenido sus primeras intervenciones durante la temporada del mundial de fútbol, narrando historias antes de los partidos en los espacios previstos para este fin dentro de la misma universidad। Un numeroso grupo de contadores de historia que me hacen sentir satisfecho y hasta cierto punto, orgulloso de mi trabajo con ellos.
Estos dos años de trabajo también han servido para incluir dentro de las agendas culturales la presencia de los contadores de historia y que la narración de cuentos, forme parte de las agendas en los diferentes festivales y eventos que anteriormente solo se centraban en la música y en la poesía. Un ejemplo de ello, fue el ultimo Festival Internacional de las Artes “Tunduro”, en donde fui el único Contador de Historias presente. Producto de mi participación en este ambicioso proyecto se me hizo una entrevista para el sitio de Internet Sapo Web y que también fuera publicado en el diario “ A Verdade”.
No puedo sino estar agradecido al publico local que sigue mis presentaciones atentamente, así como a los patrocinadores, directores de festivales, locales y productores independientes que han confiado en mi trabajo artístico. KANIMAMBU!
Fotos de João Almada

lunes, 13 de septiembre de 2010

Mi muro de inspiración Amazónico y un Cuento

La sabiduría en las historias de Roger Rumrrill, la genialidad en la prosa de Cesar Calvo Soriano, la belleza en los poemas de Germán Lequerica y Ana Varela, la magia amazónica descrita en los cuentos de Francisco Izquierdo Ríos, Orlando Casanova, José Luis Jordana, Víctor Morey Peña, Arnaldo Panaifo Teixeira, Juan Saavedra Andáluz y Luis Urteaga Cabrera; el compromiso literario en las novelas de Ciro Alegría y Jaime Vásquez Izquierdo; las laboriosas investigaciones de los antropólogos André Marcel d’Ans y Jeremi Narby, la pasión y entrega del investigador Finlandés Pekka Soini, las bellas letras que hablan del pueblo amazónico en las canciones de Raúl Vásquez y Pepe Peña, las divertidas creaciones musicales de Eliseo Reátegui y los Solteritos, las populares composiciones de Javier Isuiza.

Las imágenes evocadoras del tiempo en la pintura de Cesar Calvo de Araujo, la búsqueda de lenguaje propio en el arte de Nancy Dantas, la magia y el espíritu amazónico en los cuadros de Gino Ceccarelli, las hermosas tintas del ilustrador Belga Zoltán Keserü, la paciencia y creatividad de Harry Chávez, la espiritualidad de selva en la obra de Pablo Amaríngo y el exotismo popular de Christian Bendayán.

También he podido sentir la influencia de algunos periodistas y locutores de radio de mi ciudad: las divertidas mañanas con Tito Rodriguez Linares, el popular “Shicshi” y su fiel amigo “Ashishito” don Manuel Iglesias, los despertares con la fuerte voz de Rusbel Vasquez Cohelo, las “Rondas policiales” de Humberto Vela Melendez en radio Atlántida, los programas esotéricos y del mundo extraterrestre con Sixto Pax, así como las opiniones entrometidas de don Demetrio Diaz Souza en su programa “Carta Blanca”।

Todos ellos con una visión particular del mundo amazónico।

Venga, venga, venga la hora Inca Kola, que da la hora en todo el Perú… La hora Inca Kola… Es la hora del CUENTO!

Una noche, cuando estaba cumpliendo mi servicio de guardia junto a otro compañero, en una de las zonas de frontera con Colombia, nos sucedió algo muy extraño, alrededor de la medianoche, de repente, escuchamos un ruido entre la maleza, al principio pensamos que se trataría de algún enemigo, pues eran tiempos de guerra, yo y mi compañero decidimos ir a ver de qué se trataba. Nos metimos entre las hierbas altas sigilosamente y no encontramos a nadie. Ambos nos sentimos muy extrañados pues los movimientos entre la maleza habían sido muy evidentes, estábamos seguros de que no era un animal.

Pasados unos minutos de calma nos convencimos de que podría haber sido el viento, lo que seguíamos considerando raro ya que el viento no suele soplar en espacios limitados y la verdad era que hacía mucho calor, no había ni una brisa fresca. Muy extrañados y nerviosos, empezamos el camino de regreso hacia la caseta donde hacíamos nuestra guardia, en ese momento, alguien o algo, tiro nuestros cascos al suelo. Esto nos puso en alerta y con ayuda de una linterna, intentamos ver de quien se trataba. ¡Pero no había nadie!

Esta situación nos puso más nerviosos, por lo que decidimos sacar unos cigarrillos y calmarnos con el tabaco. Solo que cuando intentábamos encender los fósforos, ráfagas de viento los apagaban. Cada vez mas asustados y con la piel erizada, empezamos a presentir de quien se trataría. * El tunchi, dijimos en voz baja.

Ambos intentamos armarnos de valor y nos pusimos a conversar en voz alta, esto nos ayudo a calmarnos hasta llegar a la caseta de vigilancia, una vez allí, volvimos a intentar encender nuestros cigarrillos, esta vez no hubo más ráfagas de viento y conseguimos encenderlos, pero… justo cuando creíamos que el tunchi ya se había retirado, repentinamente, el cigarrillo que yo tenía en la boca, me fue retirado bruscamente, yo y mi compañero quedamos atónitos y aterrados, viendo como la punta roja del cigarrillo, aun encendido, avanzaba suspendido en el aire hasta perderse en la oscuridad de la noche…

Cuento que sera publicado en proximo libro titulado:
DE TUNCHIS, BRUJAS Y CHULLACHAQUIS.

miércoles, 11 de agosto de 2010

EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS

ALUCINE Y ALUCINE...!

Luego de un par de meses sin escribir nada para el blog, quería retomar este espacio reflexionando acerca de mi última visita al Perú।



ALUCINAN QUE TIENEN TODO EL PODER…!

Un Perú en plena campaña política, con los mismos pésimos actores de siempre, un Perú que no acaba de sacudirse de los insoportables seudos – políticos oportunistas. En ese sentido, me deprime comprobar que nuestros políticos no se diferencian para nada de los políticos en muchos países centro - africanos. Lo más triste, es la miopía e ignorancia de muchos paisanos que continúan creyendo en las mismas mentiras y soportando la misma sinvergüencería de siempre. Tan grave es la situación que hasta Jaime Bayli, nuestro más controversial presentador de televisión, es considerado por muchos como el “héroe” que salvara al Perú de la elite corrupta y de la politiquería de callejón. Especie de Chapulín Colorado televisivo que con su chipote chillón, ira acabando con cada uno de sus viscosos enemigos. Creo que ante tanta cháchara, falto de elocuencia y sinceridad de los candidatos de siempre, la electrizante y deslenguada presencia de Jaime es buena en esta campaña.

LOS REGALOS DEL VIENTO

En plena fiesta electoral hace su aparición el nuevo ministerio de la Cultura. Esperado por los artistas y artesanos durante muchos años, por fin se hace realidad un ministerio específico del gobierno para los temas culturales. Un ministerio que ojala procure administrar y disponer leyes que beneficien a esos miles de hombres y mujeres, que trabajamos día a día en condiciones etéreas, sin normas específicas, sin un seguro social que cubra nuestras maltrechas humanidades. Un ministerio que reconozca y ayude a reconocer por fin, que ser artista o artesano, es un oficio como cualquier otro y que merece no solo reconocimientos de papel, sino también, una retribución económica, un seguro social que cubra nuestra salud y la de nuestros hijos, la exoneración de impuestos a los pequeños espectáculos culturales, la regulación de nuestros derechos para competir con los grandes shows que vienen del extranjero, la posibilidad de acceder a un fondo económico para las artes, donde la convocatoria alcance a todos por igual y no vaya como siempre, dirigido a los mismos grupos y a los artistas de la televisión. Mejor dicho; un fondo de las artes democrático y no exclusivo.

ENTRE APLAUSOS, GORRAS Y MONEDAS

Resulta por demás abrumador que la gente siga pensando que uno decide ser artista por hobby y como tal, solo vivimos del aplauso. Resulta ridículo que el talento artístico se mida en oportunidades por cuantas veces sale tu rostro en una televisión o cuantas telenovelas hiciste. Que la prensa que se consideraba seria este más pendiente de la frivolidad cotidiana o de la mala suerte de algún popular artista. Para la mayoría de esos otros artistas “invisibles” solo queda el aplauso y la palmada en el hombro. Pero el aplauso no puede ser nuestro único reconocimiento y las gracias, no puede ser nuestra única retribución.“cuentas cuentos, ay ven a mi casa y le cuentas alguna historia a mis hijos, luego te invito a comer pollito… Contador de historias, que bonito, ven a nuestra casa cultural que siempre llegan niños… no tenemos dinero eso sí, pero hazlo por amor al arte, nosotros luego te damos un certificado. Puedes venir a nuestro centro y luego pasamos la gorra… (¿?)”

Difícil ser artista en esas condiciones. Acaso cuando el artista va a la casa del panadero le dice: “Oiga, usted es panadero, ay déjeme unos cuantos panes para mis niños. Ah, usted es doctor, por favor, hágale una consulta a mi hijo que está enfermo, luego le dejo unas monedas en su maletín. Señor de los impuestos, hágame el favor, soy el artista, le cambio la deuda de mis impuestos por un poco de mi maquillaje, o si no, le cambio cuadros por sus tragos…”

Pienso, que para que todo eso cambie, necesitamos que todo los artistas estemos juntos, y esto incluye a los de la tele, y nos alejemos de una vez por todas, de las mezquindades, celos absurdos y competencias desleales। Basta ya de pensar que los peruanos somos enemigos de los éxitos de los otros peruanos, el día que estemos juntos y hagamos respetar nuestros derechos, empezaremos a vivir de nuestro arte y oficio con la mayor dignidad posible.

Lo bueno de esta visita, no es solo la feliz aparición del Ministerio de Cultura y la visita a los amigos y los familiares, sino también, la creciente actividad cultural en Lima. Exposiciones de arte por todos lados, espectáculos teatrales, de danza, de impro, conciertos de música,
etc.

Motiva pensar que el Perú va cambiando y que, aunque el proceso sea lento, va en camino de consolidar una amplia variedad de propuestas artísticas, creativas y originales.

ENTRE PALOS Y CUENTOS
Ahora en lo que respecta a la Narración Oral Escénica, de lo que he podido percatarme, en el breve tiempo que estuve por allí, es que en la actualidad han surgido una gran cantidad de nuevos narradores, con estilos más o menos definidos. Estilos moldeados en los diversos talleres que se han venido desarrollando en la ciudad de Lima. Cierto es que el asunto me lleva a razonar de manera contradictoria। Porque; por un lado, el hecho de que existan mas y mas artistas dedicados a la labor de la narración oral, es bueno para nuestra aun incipiente movida en la capital, pienso también, que algunos pecan de pisar el acelerador a fondo, atropellando a los que llevan la delantera, al más puro estilo de Schumacher en las últimas carreras de la fórmula uno, aun siendo muchos de ellos noveles practicantes del oficio oral, reclaman y buscan espacios al mismo nivel que los más antiguos y expertos narradores.

Pienso que en el arte, siendo lo mas subjetivo posible, todo depende de tu talento, de la calidad de tus propuestas, de la seriedad con que asumes el reto de pararte en un escenario con la mayor honestidad posible, de tu ingenio y originalidad al momento de plantear una propuesta pictórica, de tu búsqueda constante de un lenguaje musical, etc.
En el arte, lo que no se puede permitir es que el ejercicio grotesco, los bocetos, las prácticas y ensayos públicos sin ningún tipo de rigor, se conviertan mas en bombas de tiempo que en terrenos fértiles del que todos podamos después aprovechar sus frutos.

Mi buen amigo, Carles de la Rioja – España, me comentaba que debido a la aparición de jóvenes e improvisados narradores orales escénicos sin ningún tipo de seriedad en el oficio, se habían venido cerrando en España, lugares y espacios que tradicionalmente brindaban la oportunidad a narradores que se tomaban más en serio su trabajo.

TREN AL ORIENTE, AL CENTRO Y AL SUR


En fin, son muchas las impresiones que podría yo seguir comentando de mi última visita al Perú. Pero me quedo: con las buenas vibraciones adquiridas en los conciertos de “La Sarita” que como siempre me hacen bailar hasta el delirio, con el rock y la prosa seductoramente brutal de Rafo Ráez y los Paranoias, con la melancolía de la partida de Raúl Pereira y con el arrebato de las nuevas composiciones de Juan Luis y el renovado “El Polen”(Circunvalación es un súper hit), con la tesón y necedad de Cucha del Águila para seguir soñando, con mi breve encuentro con el maestro Roger Rumrrill que siempre es placidez de mi alma, con la charla de atardecer en una casona de Iquitos con Cesar Ching, con el re-encuentro inesperado de todos los amigos que ayudamos de alguna manera a soñar con la Restinga y la tarde de cuentos con ellos, con el entusiasmo de Christian Bendayan para con su hijo y con su breve pero fortalecedor paso por el INC de Iquitos, con ver ganar al CNI, con la madurez en la chamba de Tutano, con el rock comprometido y amazónicamente chonguero de los Chakruna de Iquitos,

con la buena voluntad de los chicos de Ukuentame y los amigos de Tarbol, con la alegría de Pol que encontró a su Yeni, con los niños de Belem compartiendo historias, con mis padres, hermanos y sobrinos en la playa de Lupuna a plena lluvia en Iquitos, con mis hijos, con Monica y buenos amigos en las cumbres de Macchu Picchu que no se llama Macchu Picchu sino Patallacta...

Muchas veces he pensado que lo mejor de viajar es el retorno a casa, luego de horas y días transitando por aeropuertos, rostros variables de policías de inmigración, de comidas de avión, etc. Lo que más apetece es estar en casa. Obviamente la satisfacción de los re-encuentros con los amigos y los familiares son un verdadero generador de combustible para continuar vivos en este mundo, de repente, es como si todo lo que uno hace desde lejos cobrase más sentido. De repente, somos consientes de que el distanciamiento y el desarraigo son el pan nuestro de cada día. De repente, tu fortaleza esta en un núcleo pequeño, cimentado en las columnas vertebrales de tus hijos y de tu esposa. Un núcleo fuerte pero también frágil.

Qué difícil es vivir en desarraigo y que alivio resulta tener una familia. Una casa perdida en un rincón del África.

lunes, 17 de mayo de 2010

Las historias del hombre

¿Cuando fue contado el primer cuento? Una pregunta difícil de responder, pero, que sin embargo, nos lleva a pensar en el momento justo en que alguien elaboro en su mente una historia. De lo que no tenemos duda es que fue hace mucho pero muchísimo tiempo, en algún lugar del que no estamos seguro si muy lejano o muy cercano de donde se encuentra cada uno de los que leen este post. Los cuentos están por todos lados por lo que es difícil ubicar su origen.

Pero ¿Para que se crearon? ¿Cual fue su finalidad primigenia?

Pienso que los cuentos se fueron creando por diversas razones. Probablemente en los inicios de los tiempos se crearon para buscar una explicación a las diversas interrogantes de los seres humanos, así es como se fueron construyendo mitologías diversas sobre la aparición de los hombres y del mundo en general. Muchos de esos mitos pronto se convirtieron en escrituras sagradas y se cimentaron religiones y credos alrededor de los mismos. En mi opinión, todas las religiones se basan en mitos, algunas consiguieron fortalecerse, crecer y trascender hasta nuestros tiempos.

Allí esta la fortaleza de los cuentos, de los mitos y de las leyendas. Su principal objetivo desde siempre ha sido transmitir ideas y conocimientos. Una excelsa forma de comunicación, evidentemente rentable y subliminalmente aceptada.
El uso de estos mitos, leyendas y cuentos, se fue extendiendo por los confines de nuestro planeta gracias a los espontáneos narradores orales que viajaban por el mundo en busca de nuevas tierras y de conquistas. Todos los grandes imperios viajaban no solo con sus armas sino también con sus mitos, leyendas y cuentos. Ya sea para ejercer dominio para infundir miedo o bien para transmitir sus ideas y conocimientos.

Los cuentos son historias del hombre en si mismo. Son cantos inspirados en el valor, en la derrota de los miedos y de los fantasmas, en el sentimiento de aventura, en el desafió constante, en la argucia de sus protagonistas para vencer los obstáculos para enfrentar lo sobrenatural y lo natural también. Son los cuentos, los que vigorizan y alimentan nuestros sueños. Los cuentos y los protagonistas de los cuentos están hechos de sueños y esperanzas, de deseos inequívocos de sentirnos reflejados en alguien con capacidad vencedora.

Fernando Savater describía al protagonista de los cuentos de un modo particular en un articulo publicado hace muchos años; el decía: “el alma del hombre, para alcanzar la estatura que merece, debe afrontar al menos una vez al pánico de lo remoto. El hogar no basta: si el joven aventurero no lo abandona, nunca sabrá lo que es el miedo, conocimiento indispensable para su maduración, ni siquiera conocerá la nostalgia, algo quCursivae le hace aun más falta si cabe. Sin noticia del miedo ni de la nostalgia, nada podrá saber tampoco de la forma humana de habitar un hogar, que supone, ante todo, haber vuelto…”

“La lección de los cuentos es que no basta sencillamente con ser heredero. Todo legado ha de reconquistarse, ha de ser perdido para que pueda ganárselo triunfalmente de nuevo. Solo quien rompe con lo cotidiano merecerá tener una casa, solo el rebelde que ante nada se doblega podrá ser buen yerno para el rey…”

La fortaleza de los cuentos sin embargo no seria nada sin el poder histriónico y convincente del narrador oral.

La palabra tiene mucho poder: puede hacer daño y también puede sanar. El hecho de que la principal herramienta de un narrador oral sea la palabra, le otorga una gran responsabilidad. Porque las palabras son el medio de manifestación de nuestro espíritu.
Todo lo que decimos cuando contamos un cuento, transmite la fuerza de nuestro espíritu a través de la palabra. Por ello es importante que “el narrador oral recuerde siempre que tiene que contar para iniciar al oyente asesino en el amor y la ternura…”

La actitud del narrador debería ser entonces, la de un mensajero fiel que respeta la antigüedad del cuento y sus misterios. El narrador debe aceptar que el cuento es mas inteligente que él y que difícilmente podrá saber todos los poderes que oculta su historia.

Cuando contamos una historia, es preciso asumir los potenciales significativos de la personalidad del cuento y llevarlo a nuestro terreno personal para que la historia tenga una vida propia, definida en combinación con nuestra propia personalidad. Una historia en la boca de un narrador que no este en comunión con el cuento, nunca será convincente y será fácil reconocerlo, el cuento mismo lo denunciara.
¿Porque? Porque los cuentos nos liberan de nuestras actitudes dogmáticas, nos hace libres.

El poder del narrador reside entonces en transmitir con transparencia los cuentos, hacer que lleguen a los demás con una vida propia y que se conecte con la mente de sus oyentes, pues de ese modo, el cerebro se sentirá estimulado y pondrá a funcionar la maquina incombustible de la imaginación. Conseguir esta estimulación, es la tarea mas importante del narrador, pues mediante ese acto el espíritu vivo de su historia entrara en contacto con el “ser” y “estar” de su publico.

martes, 11 de mayo de 2010

ENTREVISTA ETIQUETA NEGRA PERU. Guia para niños 2010


Hace un par de meses atrás me contactaron de la Revista Etiqueta Negra para hacerme una entrevista, finalmente no se llego a publicar la entrevista, pero sirvió para que ellos presentaran un interesante artículo sobre los cuenta cuentos en Perú, en la Guia para Niños 2010. Comparto con ustedes la entrevista no publicada, pues pienso, que el rol de preguntas fue bastante interesante. Saquen ustedes mismos sus conclusiones.

E.N: ¿A usted le contaron cuentos de niño en la selva?

Crecí rodeado de historias, las de mi abuela y sus personajes mágicos de la selva, las de mi padre con anécdotas durante su servicio militar en las guerras fronterizas contra Colombia y Ecuador y las de mi barrio, con fantásticas historias de vecinas runa mulas y tunchis en las huertas de cada casa.

E.N: ¿Cómo fue esa experiencia?

Fascinante, había problemas de electricidad en la zona donde crecí, así que los apagones se aprovechaban para reunirnos y contar historias.

E.N: decía Angela Zignago que cuando acudió a la sierra peruana observo que los padres no querían que sus hijos hablen el quechua porque podrían ser marginados tiempo después, eso influía a que muchas historias orales del ande se pierdan ¿Cuál es la situación de la selva?

Tristemente bastante parecida। Lenguas que se pierden, historias que desaparecen, vergüenza de los apellidos indígenas, y la burla de los chicos de ciudad en contra de los que vienen del monte.

E.N: ¿La tradición sigue vigente o ha ido decayendo con el pasar del tiempo, según su experiencia?

La tradición corre un grave peligro de perderse, debido a la invasión e intromisión de la televisión que ahora llega a todos lados। Existen comunidades que van dejando las reuniones para contar sus anécdotas e historias y se reúnen para ver las telenovelas, hacen “una chanchita” para comprar la gasolina para el motor de electricidad y todos se plantan frente a la caja boba. En la ciudad las cosas tampoco tienen un buen panorama.

E.N: ¿En un mundo apresurado aun es posible que los padres lean un cuento a sus hijos antes de dormir? ¿Qué sucede en el mundo? ¿Los cuentacuentos aun son apreciados?

Es difícil, pero en mi experiencia viajando por diversos rincones del mundo, encuentro que aun hay personas que creen en esa posibilidad. Existe en la actualidad una gran comunidad internacional de contadores de historias. Allí están las diversas redes, forum, grupos sociales, etc. Es decir; muchas personas comprometidas con devolver su lugar a la palabra y a los cuentos. Es una tarea difícil pero reconforta saber que hay gente que hace cola para obtener una entrada para escuchar cuentos, o gente que se puede pasar tres noches seguidas acudiendo a escuchar cuentos en una maratón, ese es un fenómeno que he visto en Colombia, España, Brasil, y en otros lugares que seria largo de enumerar. Contar para un auditorio de miles de personas o en una plaza atiborrada de gente, o en un pueblito pequeño donde compartes algo más que solo historias, es algo verdaderamente reconfortante.

E.N: ¿Por qué decidió ir al África?

Una vez le pregunte a mi maestro de cuentos que podía hacer para mejorar mi narración, su respuesta fue: “Visita el África, aprende a tocar tambores…” y pues… aquí estoy.

E.N: ¿Cómo se cuenta un cuento en los países africanos? ¿Cuáles son las temáticas?

Yo nunca había visto tantos narradores con habilidad de improvisar de manera fresca y natural como los narradores africanos, tampoco había visto tanta creatividad para inventar instrumentos musicales con los que acompañar una historia. Y tampoco no había escuchado tantas y tantas historias llenas de sabiduría y humor como los cuentos africanos.

E.N: ¿Cómo ayuda en la formación de los niños el oír cuentos? ¿Incentiva la imaginación?

Los cuentos son historias del hombre en si mismo. Son cantos inspirados en el valor, en la derrota de los miedos y de los fantasmas, en el sentimiento de aventura, en el desafió constante, en la argucia de sus protagonistas para vencer los obstáculos, para enfrentar lo sobrenatural y lo natural también. Son los cuentos, los que vigorizan y alimentan nuestros sueños. Los cuentos y los protagonistas de los cuentos están hechos de sueños y esperanzas, de deseos inequívocos de sentirnos reflejados en alguien con capacidad vencedora.
Si todo esto no ayudara en la formación de la personalidad de los niños y tampoco incentivara su imaginación. Entonces podría decir que ya no tenemos esperanzas.

E.N: ¿Cualquiera está apto para contar un cuento a los niños?

Pienso que si, todos tenemos siempre algo que contar, alguna anécdota, alguna historia escuchada por allí que resulta interesante de compartir. La diferencia esta cuando eso lo tienes que hacer subido a un escenario, frente a cientos o miles de personas, entonces necesitas de otras herramientas que te ayuden en esa labor.

E.N: La experiencia dice que es fácil atraer al público infantil, el gran problema es lograr mantener su atención ¿Cómo lograrlo?

Los niños no son tontos, se dejan fascinar por alguien que los transporte a un mundo de fantasía, pero sin caer en el facilismo, si ellos se percatan que intentas tomarles del pelo, pueden ser muy crueles. Lo importante es la complicidad que puedas tener con ellos en el transcurso de tu historia, les gusta participar, se involucran y toman partido.

E.N: ¿Qué oportunidad tiene el cuento infantil frente a la computadora en el gusto infantil?

Vamos a ver, la tecnología es buena, es parte de nuestro proceso de evolución, lo principal es la responsabilidad de los padres para ayudar a mantener el equilibrio. En la actualidad hay cuentos en formatos digitales interesantes dirigidos específicamente a los niños. Yo mismo ando involucrado en proyectos que tienen que ver con esos nuevos formatos. Lo importante es que haya un tiempo para todo, un tiempo para leer y sentir un libro, otra para divertirse con el computador y la ultima y mas importante, el tiempo que un padre debe darse para sentarse junto a sus hijos a conversar, compartir el maravilloso momento de contar una historia, que alguna vez, cuando fuimos niños, también lo disfrutamos.