martes, 11 de mayo de 2010

ENTREVISTA ETIQUETA NEGRA PERU. Guia para niños 2010


Hace un par de meses atrás me contactaron de la Revista Etiqueta Negra para hacerme una entrevista, finalmente no se llego a publicar la entrevista, pero sirvió para que ellos presentaran un interesante artículo sobre los cuenta cuentos en Perú, en la Guia para Niños 2010. Comparto con ustedes la entrevista no publicada, pues pienso, que el rol de preguntas fue bastante interesante. Saquen ustedes mismos sus conclusiones.

E.N: ¿A usted le contaron cuentos de niño en la selva?

Crecí rodeado de historias, las de mi abuela y sus personajes mágicos de la selva, las de mi padre con anécdotas durante su servicio militar en las guerras fronterizas contra Colombia y Ecuador y las de mi barrio, con fantásticas historias de vecinas runa mulas y tunchis en las huertas de cada casa.

E.N: ¿Cómo fue esa experiencia?

Fascinante, había problemas de electricidad en la zona donde crecí, así que los apagones se aprovechaban para reunirnos y contar historias.

E.N: decía Angela Zignago que cuando acudió a la sierra peruana observo que los padres no querían que sus hijos hablen el quechua porque podrían ser marginados tiempo después, eso influía a que muchas historias orales del ande se pierdan ¿Cuál es la situación de la selva?

Tristemente bastante parecida। Lenguas que se pierden, historias que desaparecen, vergüenza de los apellidos indígenas, y la burla de los chicos de ciudad en contra de los que vienen del monte.

E.N: ¿La tradición sigue vigente o ha ido decayendo con el pasar del tiempo, según su experiencia?

La tradición corre un grave peligro de perderse, debido a la invasión e intromisión de la televisión que ahora llega a todos lados। Existen comunidades que van dejando las reuniones para contar sus anécdotas e historias y se reúnen para ver las telenovelas, hacen “una chanchita” para comprar la gasolina para el motor de electricidad y todos se plantan frente a la caja boba. En la ciudad las cosas tampoco tienen un buen panorama.

E.N: ¿En un mundo apresurado aun es posible que los padres lean un cuento a sus hijos antes de dormir? ¿Qué sucede en el mundo? ¿Los cuentacuentos aun son apreciados?

Es difícil, pero en mi experiencia viajando por diversos rincones del mundo, encuentro que aun hay personas que creen en esa posibilidad. Existe en la actualidad una gran comunidad internacional de contadores de historias. Allí están las diversas redes, forum, grupos sociales, etc. Es decir; muchas personas comprometidas con devolver su lugar a la palabra y a los cuentos. Es una tarea difícil pero reconforta saber que hay gente que hace cola para obtener una entrada para escuchar cuentos, o gente que se puede pasar tres noches seguidas acudiendo a escuchar cuentos en una maratón, ese es un fenómeno que he visto en Colombia, España, Brasil, y en otros lugares que seria largo de enumerar. Contar para un auditorio de miles de personas o en una plaza atiborrada de gente, o en un pueblito pequeño donde compartes algo más que solo historias, es algo verdaderamente reconfortante.

E.N: ¿Por qué decidió ir al África?

Una vez le pregunte a mi maestro de cuentos que podía hacer para mejorar mi narración, su respuesta fue: “Visita el África, aprende a tocar tambores…” y pues… aquí estoy.

E.N: ¿Cómo se cuenta un cuento en los países africanos? ¿Cuáles son las temáticas?

Yo nunca había visto tantos narradores con habilidad de improvisar de manera fresca y natural como los narradores africanos, tampoco había visto tanta creatividad para inventar instrumentos musicales con los que acompañar una historia. Y tampoco no había escuchado tantas y tantas historias llenas de sabiduría y humor como los cuentos africanos.

E.N: ¿Cómo ayuda en la formación de los niños el oír cuentos? ¿Incentiva la imaginación?

Los cuentos son historias del hombre en si mismo. Son cantos inspirados en el valor, en la derrota de los miedos y de los fantasmas, en el sentimiento de aventura, en el desafió constante, en la argucia de sus protagonistas para vencer los obstáculos, para enfrentar lo sobrenatural y lo natural también. Son los cuentos, los que vigorizan y alimentan nuestros sueños. Los cuentos y los protagonistas de los cuentos están hechos de sueños y esperanzas, de deseos inequívocos de sentirnos reflejados en alguien con capacidad vencedora.
Si todo esto no ayudara en la formación de la personalidad de los niños y tampoco incentivara su imaginación. Entonces podría decir que ya no tenemos esperanzas.

E.N: ¿Cualquiera está apto para contar un cuento a los niños?

Pienso que si, todos tenemos siempre algo que contar, alguna anécdota, alguna historia escuchada por allí que resulta interesante de compartir. La diferencia esta cuando eso lo tienes que hacer subido a un escenario, frente a cientos o miles de personas, entonces necesitas de otras herramientas que te ayuden en esa labor.

E.N: La experiencia dice que es fácil atraer al público infantil, el gran problema es lograr mantener su atención ¿Cómo lograrlo?

Los niños no son tontos, se dejan fascinar por alguien que los transporte a un mundo de fantasía, pero sin caer en el facilismo, si ellos se percatan que intentas tomarles del pelo, pueden ser muy crueles. Lo importante es la complicidad que puedas tener con ellos en el transcurso de tu historia, les gusta participar, se involucran y toman partido.

E.N: ¿Qué oportunidad tiene el cuento infantil frente a la computadora en el gusto infantil?

Vamos a ver, la tecnología es buena, es parte de nuestro proceso de evolución, lo principal es la responsabilidad de los padres para ayudar a mantener el equilibrio. En la actualidad hay cuentos en formatos digitales interesantes dirigidos específicamente a los niños. Yo mismo ando involucrado en proyectos que tienen que ver con esos nuevos formatos. Lo importante es que haya un tiempo para todo, un tiempo para leer y sentir un libro, otra para divertirse con el computador y la ultima y mas importante, el tiempo que un padre debe darse para sentarse junto a sus hijos a conversar, compartir el maravilloso momento de contar una historia, que alguna vez, cuando fuimos niños, también lo disfrutamos.

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