
Hace poco tuve la suerte de ver en Bogotá – Colombia, la película
que fuera candidata al óscar: “El abrazo de la serpiente” y solo puedo confirmar
que es una de las mejores películas que he visto
en los últimos años.
El homenaje que le hace la sabiduría amazónica al cine en su
estado más puro.
Alejado de ese cine de Hollywood en donde imperan los
efectos especiales hasta el cansancio, Ciro Guerra el director de la película, se
atreve con una producción en blanco y negro y que además esta en múltiples lenguas
como las aborígenes tikuna y huitoto al mismo tiempo que en los idiomas español,
alemán y portugués. La película se atreve también con ambientes minimalistas y
paisajes que no necesitan del color para mostrarnos su mejor rostro y contarnos
una épica historia en tiempos paralelos, sobre la búsqueda de dos personajes de
una flor llamada “Chacruna”, la flor que es el complemento perfecto para la
bebida sagrada del ayahuasca.
Para unir esos mundos está el chamán Karamakate cuya
presencia es vital para el desarrollo de la película. Karamakate es la puerta
que ambos exploradores intentaran cruzar para acceder al conocimiento. Pero Karamakate
es también humano y por lo tanto, tiene sed de venganza, olvidos, culpas y remordimientos…
el viaje hacia el conocimiento necesita volver a ser iniciado y para ello el
destino le ha deparado dos visitas en tiempos diferentes.
El abuso de los caucheros, la nefasta presencia religiosa y su
influencia en los habitantes de la amazonia, son presentados de una forma
bellamente dramática, escenas que son golpes bajos a nuestra indiferencia y que
nos sacuden interiormente. El cine al igual que el teatro es capaz de mover
sentimientos y encontrar belleza allí donde menos lo piensas.
Una película distanciada de
esa mirada frívola y superficial que busca el escandalo fácil con la desnudez y
el sexo, con la que muchos artistas amazónicos de la actualidad intentan
mostrarnos el mundo de la Amazonia. “El abrazo de la serpiente” va mas allá y
se convierte en un claro ejemplo de que podemos y debemos resaltar en nuestras
propuestas artísticas, la grandeza de su gente, la espiritualidad de esa selva misteriosa
y apasionante, así como también, resaltar la exuberancia de su belleza.
En tiempos en que nuestra amazonia y sus miles de habitantes
sufren de las nefastas consecuencias de sus negociados políticos y de la violación
por parte de compañías inescrupulosas que la desangran y contaminan. Por fin una obra de arte que es capaz de
quitarnos esa mirada superficial y ver lo que hay dentro de nuestro mundo amazónico. Solo sabiduría y belleza.
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