Yo soy un amante de los héroes de comics, pero, al mismo
tiempo soy un gran amante de los héroes de carne hueso que me han fascinado
desde siempre, esos héroes reales son muchos y variados, la mayoría imagino que
será difícil conocerlos porque ya han pasado a una mejor vida o simplemente
porque nuestros mundos difícilmente se podrán encontrar, pero vamos que he
tenido suerte de conocer a unos pocos y uno de los que siempre ha encabezado mi
lista particular de preferencias ha sido y continua siendo el gran y shamanico
maestro, Roger Rumrrill.
Roger Rummrill, es
una joya preciosa del mundo intelectual Amazónico Peruano y siempre se ha
mantenido en pie de guerra frente a cualquier amenaza sobre nuestro territorio,
como un fiel y protector Chullachaqui o Shapshico castigador. Frente a cada
abuso de poder, sean por parte del estado, empresariales o institucionales, él
siempre se ha atrevido a hablar fuerte y claro.
Sus cuentos están llenos de ese mundo verde y mágico que él protege en
la vida real como Roger Rumrrill y en la
ficción, con su querido y entrañable personaje “Oroma”. Tuve la suerte de verlo un día antes de
partir y tuvimos una agradable conversa, acompañados con una mazamorra de shibe
con leche de soya, que su esposa había preparado previendo mi apetito voraz,
aquella mazamorra me supo a elixir de Dioses que me lleno no solo el estómago
sino también el alma, necesitaba de algo así y de una buena y agradable
conversa con mi respetable anfitrión.
No perdí el tiempo y le caí con una
retahíla de preguntas sobre su última novela, el respondió a mis curiosidades
siempre con una paternal condescendencia. Roger es un cuenta cuentos
espectacular y es capaz de llevar el hilo de una historia sobreponiendo otras
en el camino, al estilo en que lo hacían nuestros antepasados amazónicos. Me
agrado descubrir algunos secretos de su novela, incluso antes de leerlo, porque
no fue sino hasta despedirnos que hicimos el ritual de intercambiarnos un
ejemplar de su última novela “La virgen del Samiria”, con mi libro de cuentos
africanos. El balance de ese intercambio me es favorable pues admiro mucho la
literatura de Roger y he empezado a leer la novela con mucho esmero y calma,
hasta ahora me estoy divirtiendo en su lectura y descubriendo muchas cosas
acontecidas en la época del caucho y más tarde con el petróleo, todas esas
cosas sucediendo mientras nos hace viajar por quebradas, ríos y pueblos que son
ráfagas de nostalgia en mi memoria.
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