jueves, 5 de junio de 2008

Jaime Vásquez Izquierdo

ASHKIVENI: SEÑOR, HAZNOS DESCANSAR EN PAZ
Por Róger Rumrrill

Premonitoriamente, la última de las novelas del notable narrador amazónico, Jaime Vásquez Izquierdo, fallecido el 19 enero de este año, se titula “ASHKIVENI: SEÑOR, HAZNOS DESCANSAR EN PAZ”.
Él mismo, de su puño y letra, escribió la palabra hebrea en mi cuaderno de apuntes la mañana del 11 de diciembre del 2007. Tomaba
un café en el “Aris Burger”, como solía hacerlo casi infaltablemente en los últimos años, rodeado de algunos amigos, entre las 8: 30 y las 11 de la mañana. Esa esquina de la Plaza de Armas de Iquitos se había convertido en el mirador y el observador de su propia vida que fluía tumultuosa y trágica.
-La otra novela que tengo lista se titula “La vida es una canción triste” que es la tercera parte de “Cordero de Dios”. Tengo también terminada “Amanezco amándote” que es una historia de amor, además de la novela “Umbralgia”, “Cuentos de pueblos jóvenes” y “Cuentos para cualquier navidad”- me dijo entusiasmado, mirando con curiosidad mi cuaderno para constatar que no me había olvidado de ninguno de los títulos.
La vida es una canción triste

De todos los escritores amazónicos que he conocido a lo largo de mi vida y que han desaparecido físicamente-Humberto del Aguila, Arturo Burga Freitas, Arturo D. Hernández, Francisco Izquierdo Ríos, Luis Hernán Ramírez, Germán Lequerica Perea, entre otros, ninguno hubiera podido firmar una novela titulada “La vida es una canción triste”. Para cada uno de ellos la vida había sido una aventura existencial con sus luces y sus sombras. Pero sin tenebrosos abismos interiores.

No es que Jaime Vásquez Izquierdo fuera un hombre triste. Reía con placer, amaba sin medida ni cálculo, gozaba con exaltación de sus virtudes musicales y literarias y se entregaba al culto de la amistad
con generosidad. Pero el fuego de su vida interior y la lava de sus pasiones se convertían con frecuencia en incontrolables cauces de tristeza, desesperación y búsquedas espirituales y metafísicas. Por eso, la literatura para él fue un lúdico juego espiritual, pero sobre todo un catártico ejercicio de sobrevivencia para no ahogarse en el océano de la desesperación, la soledad y las terribles preguntas trascendentales sobre la vida, la muerte y la eternidad.
De ahí los títulos de sus novelas y la nómina de sus escritores preferidos. En especial Franz Kafka (1883-1924) el gran escritor checo que yo leí por primera vez en los años sesenta en la biblioteca de Jaime Vásquez Izquierdo, quizá el primero o uno de los primeros lectores del autor de “El Castillo” y “La Metamorfosis” en Iquitos, allá por los sesentas del siglo XX.
Kafka, de origen judío y obsedido en las búsquedas del judaísmo como nuestro escritor amazónico es, para la crítica literaria, uno de los escritores más influyentes del mundo occidental en el siglo XX. Su obra es una metáfora de la angustia y la desesperación existencial y, de acuerdo al filósofo Félix Guattari, fue un precursor del pensamiento y el sentimiento de la postmodernidad.

Los felices años sesentas

Para los escritores, teatristas, pintores y periodistas de mi generación y la mayoría de ellos miembros del grupo “Bubinzana”-Javier Dávila Durand, Yando, Isaías Gómez Linares, Jaime Vásquez Izquierdo, Teddy Bendayán , Manuel Túnjar Guzmán y otros-los años sesenta del siglo XX fueron la belle époque de Iquitos y de nuestra generación. Fueron los años fundacionales de “Bubinzana”. El mundo se sacudía en una convulsión de cambio y transformación que influyó poderosamente en nuestras vidas de modo integral, principalmente en nuestro pensamiento y en la manera de vivir y entender la vida: la revolución cubana, la descolonización de África, la rebelión de los “Panteras Negras” en Estados Unidos, la filosofía marcusiana del “Hombre Unidimensional” y los libros de Claude Levy-Strauss y Jean-Paul Sartre.

Jaime Vásquez Izquierdo fue uno de los fundadores de “Bubinzana”. Él, como todos los integrantes del grupo, tomamos la decisión de provocar y generar una profunda inflexión en la cultura y el arte amazónicos, a partir de la valorización de lo popular y de la cosmovisión de los pueblos indígenas, condenados en esos años a la condición de pueblos atrasados y primitivos.

Vivíamos años felices y de compromiso existencial. A veces en grupo y otras veces sólo con Jaime, solíamos anclar en los bares portuarios de Punchana, bebiendo junto a los vaporinos y sus amantes ocasionales y escuchando las historias de vida que enriquecían y daban alas a nuestra imaginación.

Otras veces, nos subíamos en un motocarro, los primeros que empezaron a circular en el Iquitos de los sesenta y, como el personaje Robert de Niro de “Taxi Driver”, recorríamos la ciudad de cabo a rabo observando la vida sobre ruedas. La vida en Iquitos de esos años aún era apacible y tranquila y los bubinzanos con frecuencia veíamos el amanecer loretano, como en el vals de Ïtalo Arbulú, desde un bar en una balsa o navegando en una canoa en Belén. Fue recién a partir de 1965 con la ley 15600 dada durante el primer belaundismo y luego de 1973 con el descubrimiento de petróleo en “Trompeteros” y la irrupción del narcotráfico en la Amazonía cuando Iquitos se muda de piel y cambia de hábitos, de costumbres, de gustos, preludiando a la ciudad que es ahora, que ha perdido su inocencia y sus encantos de ribereña amable y cálida de otros tiempos.

Jaime en esos años laboraba en una oficina junto a su padre, don Juan Alfonso Vásquez Panduro, un hombre de edad madura, silencioso y lacónico. Nunca cruzábamos más de dos o tres palabras con don Alfonso. Jaime tenía un amor y un respeto reverencial por su padre. Un ser humano que se fue, como vivió, en silencio y discretamente de esta vida.
Un misterioso personaje de esos años fue Raúl Baldeón, un ser marginal a quien Jaime le tenía un especial cariño. Baldeón fungía de pintor embadurnando telas y borroneaba poemas. Era un ser de una profunda tristeza, de abismales conflictos interiores y que sobrevivía en los límites de la pobreza material y en la ribera de la tragedia humana.

En 1960, en los años felices de la belle époque iquiteña, Jaime tenía 25 años. Había publicado algunos poemas de amor y escribía sus primeros relatos que anunciaban al narrador amazónico de “Río Putumayo”.

El narrador de la Amazonía

Los primeros relatos de Jaime, que tuve el privilegio de leer en 1960 y en años sucesivos, ya revelaban al narrador de dos décadas después: un dominio precoz de las técnicas narrativas modernas-el monólogo interior, el flash back, la superposición de planos temporales-de la que hacían gala la ilustre y famosa cofradía que integraban el boom literario latinoamericano de los sesentas: Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar.
De ellos, seguramente el modelo para los escritores amazónicos era Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), quien ya había publicado “Los Jefes” (1959), “La ciudad y los perros” (1963) y “La Casa Verde” (1966). Esta última ambientada en Piura, pero también en la Amazonía Peruana, en Iquitos y Santa María de Nieva, en la provincia de Condorcanqui, en la región de la Aguarunía.
“Rio Putumayo” (1986) y luego “Cordero de Dios” (1989) son las novelas que expresan la plenitud de su métier de escritor, alcanzado en una veintena de años de arduo ejercicio, de infinitas lecturas, de caídas en el infierno del dolor y la duda y de ascensos a la gloria de la vida (hogar, hijos, éxitos como profesor universitario, publicaciones y reconocimientos) y una madura y lúcida percepción de la realidad amazónica y de su génesis familiar de donde emerge todo el corpus narrativo de su obra.

Metáforas y parábolas del futuro

Jaime Vásquez Izquierdo fue un talentoso escritor amazónico injustamente desconocido en la propia Amazonía y en el resto del Perú.
A este desconocimiento sin duda contribuyó su propio carácter y su personalidad más o menos solitaria y su dignidad y orgullo ásperamente adversas a la lisonja y la adulación a quienes detentan el poder. Sobre todo en un país como el Perú y en una región como la Amazonía donde la cultura es la última rueda del coche y donde se cree, desde el aparato público o la actividad privada, que invertir en la publicación de libros en general y en particular en la cultura es un gasto a fondo perdido o peor que eso: un favor y una dádiva al escritor y al artista.
Acerca de su obra, un continente negro por desconocida para la mayoría de los amazónicos, tengo la certeza que contiene las metáforas y parábolas de una realidad que sólo su desgarrada espiritualidad y su insomne lucidez columbraron.
Si en vida la Amazonía y el Perú lo ignoraron, ahora que se ha marchado definitivamente estamos en la obligación ética de asomarnos al continente negro de su obra para sumergirnos en la ardiente realidad en la que Jaime Vásquez Izquierdo se inmoló como creador y como entrañable ser humano.

lunes, 2 de junio de 2008

REFLEXION: SOBRE LOS CONFLICTOS EN AFRICA

Antes de seguir escribiendo estas líneas, debo empezar aclarando que este sitio, es una página que generalmente intenta dedicarse a la cultura y la artes. Pero hay ocasiones en que uno simplemente no puede permanecer indiferente, así que he querido reflexionar en voz alta sobre la lamentable situación de muchos países centro africanos, quienes viven sumidos diariamente en guerras internas o bajo el yugo y la explotación de sus gobernantes.

Hace mas de un año, cuando supe que venia para África, tuve una mezcla de sensaciones que iban desde la ilusión por descubrir un continente tan lejano y distinto al temor que me venia influenciado por las desagradables noticias que mostraban una región en constante conflicto social। Obviamente mi “visión latina” de esta parte del mundo esta influenciada en gran parte por noticieros ni tan confiables como veraces।

Pasado todo este tiempo, puedo decir que éste continente al igual que los otros, es diverso, diferente y contrastante। Dueño de múltiples culturas y lenguas, con tradiciones heredadas desde hace miles de años, con una riqueza natural y mineral que bien podrían convertirlo en un continente verdaderamente poderoso। Pero África, tristemente, parece estar muy lejos de convertirse en todo eso.

Pocos países africanos gozan de la riqueza de sus recursos y se organizan en defensa de sus ciudadanos, el fenómeno de los conflictos armados es lamentablemente el factor común en muchos lugares de este sufrido continente। El hambre y la miseria, es el producto de guerras y conflictos internos en donde las oscuras “elites políticas” han encontrado su manera de generar riqueza y de realizar sus ambiciones personales, basándose en la crueldad, la corrupción, el maltrato y el hambre.

Las guerras en esta parte del mundo son demasiado complejas y en muchos casos, los medios de comunicación se empeñan en mostrarlas como asuntos tribales, primitivos e irracionales। Muy por el contrario, las guerras de muchos de estos países son una telaraña en donde encuentran su espacio todo tipo de personajes con papeles cruciales pero en muchos casos, lamentables। Estos son: los gobiernos africanos, las transnacionales del petróleo y el diamante, los señores de la guerra, las organizaciones internacionales, los países colonos y ex –colonos, las potencias internacionales y finalmente, las organizaciones no gubernamentales।

Todos ellos con una inmensa capacidad para perpetuarse en situaciones de violencia.
Los grandes perdedores de estos conflictos son como siempre la población civil, quienes no solo sufren los embates de la guerra, sino que son objetivo de las partes en conflicto, para sus diferentes intereses particulares.

Son tan complejos los conflictos armados en África que encontrar una solución es una empresa ardua y en la que nosotros participamos en su continuidad, indirectamente, con nuestros hábitos de consumo (diamantes, petróleo, marfil, pieles, etc.)
Desde hace años existen conversaciones para buscar la paz, pero lo cierto es que hay mucho camino por recorrer, los últimos conflictos en África Central son una alerta roja para el mundo. Muchos de estos conflictos se producen por una grave polarización social y política, que ha traído como consecuencia, los últimos intentos de golpes de estado, toques de queda y estados de excepción en varios países de esta región.

Amnistía Internacional hizo pública una información donde daba a conocer que continúan las tensiones en varios países en proceso de paz. En febrero de este año, esta organización en la región de Kivu Septentrional de República Democrática del Congo (antes Zaire), halló indicios del reclutamiento y la utilización de menores por grupos armados, así como la detención ilegal y los malos tratos de niños y niñas soldados capturados por fuerzas gubernamentales. Además confirmó que en la provincia siguen siendo prácticas generalizadas la violencia sexual, los homicidios de civiles, la tortura y los malos tratos y otras violaciones graves de derechos humanos por parte de todas las fuerzas armadas.
Situaciones similares se han vivido en diferentes momentos en Somalia, Angola, Burundi, Congo Brazaville, Liberia, Ruanda, Sierra Leona, Sudán, quienes han vivido cruentas guerras civiles y han visto derrumbarse sus instituciones estatales.
Otros como Costa de Marfil, Kenia, Republica Centroafricana, Nigeria o Uganda se han visto afectados por conflictos violentos, pero que desde el punto de vista de algunas organizaciones y periodistas, son consideradas de menor intensidad। Aunque ese es un criterio bastante polémico.
África viene sufriendo los embates de la crisis alimentaría mundial que recién comienza a mostrar su peor rostro. Así mismo, países poderosos como China y Francia, vienen tomando cada vez mas presencia en diferentes países, en busca de recuperar privilegiadas posiciones como antaño. Un claro ejemplo de esta nueva manera de colonización es Chad, el octavo país más pobre del mundo y donde estos dos países compiten por el petróleo, que es posiblemente la única riqueza del país y cuyos beneficios desaparecen entre la corrupción y el armamentismo.
A inicios de este año, al poco tiempo de llegar de una breve visita a nuestras familias en Latinoamérica, me entere por mi esposa, quien trabaja en una ONG, que cientos de víctimas civiles habían huido de Yamena, la capital de Chad, hacia territorio Camerunés। Debido a que grupos armados de oposición al gobierno habían lanzado una gran ofensiva contra esa capital। El 1 de febrero de 2008 en cuestión de horas, empecé a enterarme de la cantidad de personas que venían desde ese país a Camerún, buscando escapar de la peligrosa situación.











Refugiados de Chad entrando a Camerún por la frontera।

Por boca de los recientes refugiados nos fuimos enterando que miembros de partidos políticos de oposición, periodistas y defensores de los derechos humanos habían sufrido hostigamiento y persecución por parte de las autoridades chadianas। Otras informaciones denunciaban ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual y desalojos forzosos en Yamena। Mientras esto sucedía en la capital, en el este de Chad, comenzaba un conflicto entre comunidades debido a la llegada de cerca de nueve mil nuevos refugiados sudaneses que venían escapando de ataques del ejército sudanés contra poblaciones de Darfur। Una tensa situación que continúa y que amenaza repetirse en las grandes comunidades de refugiados en tierras cameruneses.

Pero Camerún viene atravesando una etapa de crisis política, debido a una serie de medidas que amenazan su débil democracia y que ha empezado a sufrir de manifestaciones violentas en sus principales ciudades. Esta situación se debe al incremento del costo de vida y a la decisión de su presidente Paúl Biya de perpetuarse en el poder, mediante un lamentable cambio en la constitución, que fue vergonzosamente avalado por un pleno parlamentario, rendido a los intereses políticos de una poderosa agrupación, que tiene muy poca oposición.
Esta situación ha comenzado a dejar sentir la férrea “voluntad” de su gobernante por lograr su objetivo, encerrando a principales opositores y desplegando grupos militares en las principales calles y avenidas de sus ciudades más importantes।

Siempre hay motivos para hablar de África amigos, esta vez he querido reflexionar sobre su situación y compartir con ustedes mi preocupación por un continente que sufre frente a nosotros y a quienes no “vemos” o simplemente ¡No queremos ver¡
Les dejo con este estremecedor comentario realizado por Hubert Saubert. Quien es director de la película La pesadilla de Darwin”.

"Podría haber hecho la misma película en Sierra Leona, sólo que en vez de pescado
Tendríamos que hablar de diamantes; y en Libia, Nigeria o Angola el tema sería el
Petróleo. La mayoría de nosotros conocemos los mecanismos de destrucción de nuestra
Época pero no podemos fijar sus contornos. Somos incapaces de... creer lo que sabemos a ciencia cierta. Es increíble, por ejemplo, que dondequiera que se encuentran materias primas, los autóctonos mueren de inanición, sus hijos son reclutados para la milicia y sus hijas son empleadas como sirvientas o prostitutas... Después de cientos de años de esclavitud y colonización de África, la globalización de los mercados africanos supone la más letal de las humillaciones para la población de este continente. La arrogancia de los países ricos hacia el Tercer Mundo, está creando infinitos futuros peligros para todo el planeta. Las personas que participan en un sistema mortal, tomadas una a una, no parecen tener rostros malévolos ni, en su mayoría, malas intenciones. Aquí estamos incluidos todos. Algunos sólo "hacemos nuestro trabajo" (como pilotar un Jumbo con una carga de napalm) algunos no quieren saber, otros simplemente luchan por sobrevivir...”


Visita estos sitios con más información sobre África।
Amnistía Internacional
UNICEF

chad: Exodo hacia Camerun
¡Alerta 2007! Menores en guerra
http://www.pangea.org/unescopau/img/programas/alerta/articulos/06articulo024e.pdf